Me llamó la atención esta casita de aperos que estaba al lado del camino donde pintábamos. Es un ejemplo de la humilde vida campesina de algunos payeses mallorquines en tiempos pasados. El payés que cultivaba estos campos vivía y trabajaba a la interperie todo el año y estas casitas servían de refugio y almacén. Las comodidades eran mínimas ya que sólo tenían la chimenea y se alumbraban con una vela o una lámpara de aceite.
Estupendas acuarelas
ResponderEliminarGracias por tu visita y apreciar nuestras pinturas.
ResponderEliminarSaludos cordiales.